viernes, mayo 05, 2006

ENTRE BORGES Y COELHO


Hasta el 8 de mayos se realiza en la capital trasandina la 32ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde largas filas de personas esperan para poder recorrer el enorme recinto que alberga la tradicional exposición literaria. Aunque estudios digan que en Argentina se está leyendo menos. Y aunque el autor de “El Aleph” pelee los primeros puestos con el brasileño amigo de Cecilia Bolocco.

Daniel Olave/ Buenos Aires

La Rural, un espacio similar a lo que era la FISA, es el lugar donde se realiza la 32ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y donde la fila para ingresar en el primer fin de semana es larguísima aunque avanza con bastante fluidez. El público colma la calle varias cuadras prácticamente hasta la avenida Santa Fe, en su mayoría familias y con gran presencia de niños.

Con el slogan “Los libros hacen historia”, se realiza esta versión del encuentro cultural más grande de Sudamérica, que se lleva a cabo en la capital argentina entre el 20 de abril y hasta el 8 de mayo. En más de 360 mil metros cuadrados y varios pabellones se encuentran los más de mil 400 expositores, una verdadero laberinto de libros donde la sobreoferta llega a ser apuballante. La rutina suele ser más o menos la misma, darse una vuelta, ojear más o menos rápido, donde la multitud lo permite y continuar el recorrido fugaz, para luego detenerse y revisar algún título.

El primer fin de semana de feria, el público por excelencia eran niños, para quienes hay una serie de stands y múltiple oferta de actividades. Aunque claro, hay para todos los gustos. Un mismo día, se suceden charlas y/o firma de libros de autores top tan diversos como Hanif Kureishi, Laura Esquivel o Tomás Eloy Martínez. En total, durante lo que dure el evento, habrá más de 1.300 actos, 5 cursos, 4 ciclos, además de videoconferencias, una maratón de lectura, un festival de poesía y numerosos actos con invitados locales y extranjeros (entre ellos, Alejandro Jodorowski, Maitena, Rosa Montero, Jorge Edwards, Arturo Pérez Reverte, Enrique Vilas Mata, Marcelo Birmajer, Ricardo Piglia). Números que superan ampliamente los del año pasado y que hablan del dinamismo de la industria cultural trasandina.

Claro, para los que se quejan de que nuestra Feria de la Estación Mapocho es siempre más de lo mismo, la de Buenos Aires parece una realidad paralela. Apoteósica. Aunque siempre encontrará algún argentino que diga lo mismo de la suya, y se lamente por la poca renovación.

Pero la verdad es que la cantidad de librerías, el precio de los libros y la oferta que hay permanentemente en Buenos Aires hace la delicia de los bibliófilos locales que suelen arrancarse al otro lado de la cordillera para darse un banquete y que incluso para estas fechas se van de turismo literario.

En todo caso, en Argentina hay estudios recientes que dicen que casi el 30% de los argentinos ni leyó ningún libro en los últimos 6 meses. Que el 54,1% lee menos que hace diez años atrás, que el 13% lee lo mismo que en 1996 y que sólo un 32,2 % lee más. Y si bien nueve de cada diez personas dice tener libros en su casa, el 47,2% no ha comprado un solo volumen en los últimos seis meses.

Más de 8 de casi diez personas de las que dicen no leer, argumentan que no lo hacen por falta de tiempo. Y como en todas partes se cuecen habas, uno de cada diez dice que leería más si los libros fueran más baratos. Ya los quisiéramos ver en Chile.

QUE LEEN LOS ARGENTINOS

Al igual que en Chile, las mujeres leen más que los hombres, y también resultan más entusiastas los lectores menores de 24 años y los mayores de 50 años. Pero, ¿qué leen los argentinos?
Los más leídos: Borges y Coelho. Así de contradictorio o complementario, según se quiera.
Los autores locales preferidos en orden de preferencia: Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar. Los mismos que hace décadas, lo que habla de la bien ganada reputación de clásicos de estos monumentos literarios, pero devela la poca renovación o la poca capacidad de los autores más nuevos de conquistar mayoritariamente al lector nacional.

Los autores extranjeros de mayor preferencia por parte de los lectores argentinos son: Gabriel García Márquez, Paulo Coelho y Pablo Neruda. Y más adelante se entrecruzan nombres que van desde Benedetti a Edgar Allan Poe, pasando por Agatha Christie y Mario Vargas Llosa. Y si bien, lo de Neruda es un dato significativo, no deja de llamar la atención que el Premio Nobel chileno también aparezca muchas veces nombrado en las preferencias de autores argentinos.

Y bueno, esas cosas pasan. El famoso dibujante satírico Roberto Fontanarrosa, cuenta con mucho humor, que ya está experto en dibujar los monos de otros colegas cada vez que se sienta a firmar libros y se llena de fans que luego de hacer la fila le extienden una hoja en blanco y le piden con entusiasmo que por favor, les dibuje una Mafalda.

lunes, mayo 01, 2006

HISTORIAS ADOLESCENTES EN MEDIO DE LA NADA

FOTO: Escena de "Glue"

Esto escribí para el Diario Siete el lunes 24 de abril, llegando desde Buenos Aires tras una pasada por el BAFICI, lo posteo tarde, pero aquí queda:


En medio de la vorágine de un festival con más de 300 títulos en 13 días, donde es imposible verlo todo y menos sacar conclusiones (salvo que hay vida más allá de Hollywood), aventuramos una pequeña selección de cierta temática común: cine sobre jóvenes y su angustia existencial. No es nuevo, pero se hace recurrente.

La abismante oferta de películas que ofrecía el 8° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), cuya clausura fue la noche del sábado, hace difícil poder constatar alguna temática común entre los más de 300 títulos que poblaron las casi mil agotadoras funciones realizadas en los 13 días que duró este importante encuentro cinéfilo.

Ayer domingo continuaba la exhibición de films en el enorme complejo de Hoyts Abasto, cuartel general de este evento que es pura entropía y que este año convocó a 234.200 espectadores, un 27% más que el año pasado. Entre organizadores, periodistas, críticos, realizadores, productores e invitados en general, estaba el público que repleta la sala hasta de la película con menos información previa. Jóvenes la mayoría, que hacen malabares para poder ver tal o cual título entre la marea abrumadora de estrenos.

Y son los jóvenes precisamente, quizás, el mayor nexo que se puede apreciar en algunas de las muchas películas (insisto, demasiadas para generalizar o aventurar grandes teorías), ya que en cintas muy diferentes de origen aún más diverso, se alcanza a apreciar cierta sintonía común, una brisa al menos, que huele a espíritu adolescente.

Ya sea de Oriente o Europa, incluso de Argentina y por qué no, de Chile, las películas que muestran jóvenes flotando en la nada, a la deriva en un mundo hostil y ajeno y que parecen solo motivarse –a veces, y no por mucho tiempo- por el sexo o la droga, son un pequeño núcleo que se pudo advertir en el Bafici. No por nada, quizás, la representante chilena en el Selección Oficial, sea una ópera prima sobre un grupo de jóvenes confundidos, sexo y drogas (“La sagrada familia”).

A eso se suma que la gran ganadora de este octavo capítulo del Bafici sea la argentina “Glue”. Si bien el documental “En el hoyo”, del mexicano Juan Carlos Rulfo (hijo del famoso escritor), ganó la competencia internacional, la cinta del realizador Alexis Dos Santos (34 años) obtuvo el premio en el rubro local.

“GLUE”, que tiene como subtítulo: “Historia adolescente en medio de la nada” es una historia sobre un adolescente llamado Lucas (Nahuel Pérez), hijo de una familia disfuncional que pasa el verano en un pueblo casi desierto con unos amigos, con los que tiene una banda de rock. Dos chicos y una chica, besos con lengua, calor y angustia existencial

“LINDA LINDA LINDA“ de Nobuhiro Yamashita: Tres chicas japonesas y una coreana forman una banda de rock en su colegio para competir en un festival musical. Actitud y templanza juvenil oriental en una típica, pero encantadora, historia de crecimiento. El título en español del film, es por la canción que interpretan: cover del hit de la legendaria banda de punk japonés, The Blue Hearts.

“LE DOUX AMOUR DES HOMMES”, de Jean Paul Civeyrac. Un joven a aspirante a escritor algo perdido en la vida, va de cama en cama, hasta que se enamora de la que no debe: chica guapa, drogadicta y que se muere de repente dejándolo sumido en una aún más profunda duda existencial.

“LA PERRERA”, de Manuel Nieto. El asistente de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll (los de “25 Watts” y “Whisky”), cuenta la historia de David, un joven uruguayo que no logra encontrar su lugar en el mundo. Para eso busca edificar su casa con sus propias manos. Verano, sol, y las cosas que no avanzan.

“BLACK BRUSH”, de Roland Vranik. Desde hungría llega otra visión de la juventud desperanzada vida de un grupo de adolescentes ociosos y drogos en plan de comedia que se limita a presentar los acontecimientos en un tono eso sí, algo alucinógeno.

“LOVE & HAPINESS”, de Kristina Humle. ¿Adivinen qué? Más angustia existencial juvenil, esta vez producto de vivir en un pueblo sueco de 5 mil habitantes y tener a la madre muerta. Minna ya sufre los rigores de la adultez, pero aún no puede disfrutar sus beneficios.

“EROTIC CHAOS BOYS”, de Choi Jin-Sung. Un joven cineasta coreano enamorado de una documentalista japonesa y sus tribulaciones. Hecho con un costo irrisorio y en plan diario de vida sobre las dificultades del amor.

“LO MAS BONITO Y MIS MEJORES AÑOS”, de Martín Boulocq. Una ópera prima sobre un triángulo post adolescente y urbano en Cochabamba. Y según los programadores tiene algo de Dogma “y tanto sentimiento como modernidad”.


SOBREDOSIS DE BAFICI

Más de mil funciones, 300 títulos, 13 días, 40 secciones, 234 mil 200 espectadores y un agote para todo el que haya querido tratar de ver todo lo que valía la pena ver. Secciones enteras dedicadas sólo a Rossellini, Jan Svankmajer, junto a lo ultimo de Lars Von Trier y Terry Gilliam por ejemplo. Y todo el cine que aún está por descubrirse. El Bafici trata de estar a la vanguardia. Y muchas veces lo consigue.

Funciones agotadas y largas filas que hicieron reclamar a algunos. También se echaba de menos más instancias de encuentro con algunos de los invitados célebres.

Otra tendencia que se confirma. El documental la lleva. Además de ganar el de Juan Carlos Rulfo, hubo gran cantidad de material de excepción. Y a ratos, daba la sensación que había más y mejores documentales, que cintas de ficción.