lunes, diciembre 19, 2005

KING KONG


KING KONG

El “King Kong” original es una de las grandes películas de todos los tiempos. Hacer un remake (después de la horrorosa versión de Dino De Laurentis), era una empresa arriesgada. En especial para un director como Peter Jackson que viene de hacer esa epopeya fantástica que consiguió fanatismos, éxito de taquilla, el aplauso de la crítica y premios Oscar a montones. Tras la trilogía de El Señor de los Anillos, parecía difícil lograr mantener el nivel. Y lo hace adaptando una obra mítica del cine fantástico, un icono del cine. Jackson se supera a sí mismo, realizando una película monumental en el amplio sentido de la palabra.

Jackson logra lo más difícil, mantener el halo de romanticismo y magia onírica del film original al que rinde tributo respetuosamente (este es la película que lo convirtió en cineasta), y hacerlo crecer en todas direcciones, profundizando los personajes, magnificando la historia y poniendo además toda la espectacularidad de la técnica actual, sin hacerle perder consistencia.

“King Kong” es un gigante. Un ejemplo de lo grandioso que puede ser el cine como aventura, como espectáculo, como pieza artística y de entretenimiento. No hay desperdicio en las tres horas que dura la saga. Jackson se toma su tiempo y espera más de una hora en hacer aparecer al gorila. Y no molesta. No aburre.

Manteniendo la línea argumental del film original (realizado en 1933 por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack), la cinta esytá ambientada en los años 30, en plena era la Depresión. La cinta abre con un fresco de la época, con la gente durmiendo en la calle y con la protagonista, Ann Darrow (Naomi Watts), como una actriz que queda cesante como una víctima más de la dura crisis económica. El azar hará que sea elegida por el megalómano cineasta Carl Denham (Jack Black) para protagonizar una delirante empresa cinematográfica. Mezcla de Merian C. Cooper y Orson Welles, Denham está obsesionado con ir a filmar a una misteriosa isla de la que tiene un mapa, y lo hace a pesar de la negativa del estudio.
El director aprovecha de desarrollar detenidamente a sus personajes, que incluyen además al guionista Jack Driscoll (Adrian Brody), otro participante forzado de esta aventura, que debe escribir un guión sobre la marcha. Al llegar a la isla Calavera, se toparán con un mundo perdido en el tiempo, donde son atacados por una fiera raza de aborígenes caníbales (en una de las secuencias terroríficas del film) y luego Ann raptada para ser ofrecida como víctima ritual al poderoso rey Kong.
Al igual que en film original, tanto el grupo de rescate como el propio simio, deben enfrentar a una serie de dinosaurios, en un derroche de efectos visuales que dejan a Jurassic Park como circo pobre. En este segundo tercio del film, la acción no tiene respiro, las secuencias son espectaculares, vibrantes y tiene emoción, en especial cuando comienza a desarrollarse la especial conexión entre Ann y Kong, ambos unos sobrevivientes.
La tercera parte, con Kong suelto en Maniatan, no pierde tensión, y aunque no hay la montaña rusa que logra en la isla (la secuencia de la estampida de brontosaurios llega a ser excesiva), tiene momentos poéticos (Kong y Ann en las aguas congeladas de la laguna de Central Park) y un clímax sencillamente sobrecogedor.
En las escenas de Kong siendo atacado sobre la cima del Empire State, el director hace gala de todo su talento al recrear una escena que forma parte del inconsciente colectivo, en un momento único. Y donde a pesar de tener en la pantalla solo elementos creados por computadora (Kong, los biplanos, Nueva York de los años 30), es capaz de mantener el suspenso, el dramatismo y la emoción en todo momento.
Peter Jackson ha realizado una obra maestra del cine espectáculo. Una poderosa pieza visual, inspiradísima, que trasciende más allá de sus referentes originales o de género, de su contexto comercial y de los elementos de marketing que nos tendrán saturados con tanto gorila. Y que lo sitúa a la cabeza de los grandes contadores de historias del cine actual.

KING KONG. Estados Unidos, 2005. Dir: Peter Jackson. Con: Naomi watts, Adrian Brody, Jack Black, Jamie Bell, Andy Serkis.

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