miércoles, agosto 24, 2005

lunes, agosto 22, 2005

LO QUE ELLAS QUIEREN





Eso de que los hombres y las mujeres son iguales es una vil mentira. Somos diferentes, y no estoy hablando de las diferencias obvias del género. Sino de ser mejores o peores.

Las mujeres, no me cabe duda, son lejos mejores que los hombres. No lo estoy diciendo por quedar bien ante ellas. Lo hago porque he llegado al total convencimiento de que es así. Las mujeres son mejores, más maduras, más inteligentes, más prácticas, más útiles, más entretenidas. Y hasta multiorgásmicas, las muy malditas. Puede que cuando Freud decía lo de perversas polimorfas lo hacía en forma peyorativa, pero lo que es a mí, lo repito con envidia.

Desde pequeño me abrumaron y no porque tenga muy desarrollado mi Edipo. Me parecían misteriosas y tan atrayentes como intimidantes. Quizás el hecho de que fuera excesivamente tímido y me pasara muchas horas del día leyendo, haya confabulado en mi contra a la hora de enfrentarme directamente al género femenino. Y es que puede que la Beatriz de la Divina Comedia sea sólo una figura poética, pero algo me decía, a pesar de todas las obvias diferencias, que la musa de Dante no era -después de todo- tan distinta a esa pequeña niñita pelirroja que viajaba en la misma micro que yo cuando iba temprano al colegio, y a la que nunca me atreví a hablarle.

Son cosa seria las mujeres. Y que conste que logré superar, no sin esfuerzo, mi temor ante tamaña raza de criaturas y que no hago estas elucubraciones desde el limbo de la utopía teórica. Hace tiempo ya que pasé a la práctica en el terreno femenino y supe lo que era sentirse arrollado por su presencia corpórea y su química prodigiosa. O sea, barrieron conmigo, pero también me dejaron acercarme y conocerlas.

Soy de naturaleza curiosa. Me imagino que por eso me gustaba tanto ver documentales de animales cuando chico (ah, quien hubiese tenido Animal Planet hace 25 años) y después terminé por hacerme periodista. Y por eso también me dediqué a la observación del bendito animal femenino con la misma dedicación y constancia del ornitólogo apasionado que se puede pasar meses viviendo en medio de los arbustos sólo para presenciar la maravilla del apareamiento de dos buteos fuscescens australis.

No voy a extenderme aquí y parecer más presumido aún de lo que soy enumerando las conclusiones a las que llegué después de años de experimentar en terreno el contacto directo con las hembras de la especie. Pero algún resultado debo haber obtenido. Por algo debe ser que la mayoría de mis amigos, los mejores, son amigas. Y ha sido así desde hace tiempo. Hay más cosas de qué conversar y reírse. Son más abiertas y comunicativas. Qué le vamos a hacer, cuando a uno no le gusta el fútbol y ha decidido quedarse de peatón por principios, cuesta más conversar con un congénere.

Y esto ayuda. Porque las posibilidades de que a alguien le pase lo que a Mel Gibson en esa película con Helen Hunt donde le leía –literalmente- el pensamiento a las mujeres, son nulas. Además de que sería una soberana idiotez. Para saber lo que ellas quieren, nada mejor que dejar que ellas mismas se lo digan a uno. Si alguien quiere escuchar, ahí están las claves para conectarse con ellas, con su sensibilidad, y aprender.

Vaya la recomendación. Puede ser de lo más útil llevar años escuchando confesiones de todo tipo de parte de mujeres inteligentes, divertidas, interesantes, relajadas y asertivas. Esto, claro, partiendo de la base de que se las quiera entender. Yo trato, aunque me sigan asombrando y me parezcan unos seres increíbles y todavía me pase lo que al poeta Bertoni cuando decía: “Para mí, lo más fuerte han sido las mujeres. Puedo ir por la calle y, si veo a un ser de esos que me conmueven sinceramente, siento que pierdo toda la sangre y me caigo al suelo como un abrigo”.

EL ROTO: PERJUDICAME CARIÑO



EL ROTO, PERJUDICAME CARIÑO
Tras una serie de telefilmes que incluyen varias adaptaciones de textos de escritores chilenos, el médico y realizador Alberto Daiber vuelve a adaptar la novela de un famoso literato nacional, en este caso de Joaquín Edwards Bello. Adaptando el relato original, ambientado en 1920, a la actualidad, cuenta la historia de Fernando, un hombre que se enamora de la viuda de un tipo que le debía un dinero, Clorinda, quien vive y trabaja en un prostíbulo. Tratando de ganarse la vida haciendo el trabajo sucio de un hombre de negocios, se involucra en hechos delictuales que en ves de ayudarlo a surgir, lo envuelven más en una situación turbia y sin futuro posible. Ese parece ser también el destino de los hijos de Clorinda, un chico que quiere ganarse la vida fácilmente en la calle y una chica ingenua enamorada del hombre equivocado.
Filmada originalmente en video para la serie "Cuentos Chilenos" de TVN, la película trasluce constantemente su factura de telefilme, con una narración y montaje más televisivas que cinematográficas. La adaptación de la historia deja cabos sueltos y presenta situaciones extemporáneas (el prostíbulo es de otra época), en una película que a pesar de un elenco atractivo y actuaciones eficaces, se pierde por situaciones que aparecen como ya vistas en el cine y la TV locales. Una película correcta, pero que en el actual contexto del cine chileno, no aparece como un paso adelante.
EL ROTO. Chile, 2005. Dir: Alberto Daiber. Con Francisco Melo, María Izquierdo, Jaime Vadell, Matías Oviedo, Fernanda Urrejola, Benjamín Vicuña, Patricia López.

domingo, agosto 14, 2005

PULGUITA Y PAPA BALOO


El sábado me llamó temprano. Quería venir a mi dpto. para que pusiéramos su CD de Tortuga Taruga en el Pc y viéramos los juegos y los videos.
La fui a buscar y nos vinimos caminando. Salió el sol y estaba exquisita.
Pasamos al video club y aunque la tentó uno de Frutillita, finalmente arrendamos el DVD de El Libro de la Selva 2.
Le gustó, aunque claro, le dio un poco de miedo el tigre. Hicimos lo de siempre. Después de ver la película, volver a ver sólo las canciones. Me encanta hacer eso con ella. Especialmente con películas como Canand bajo la lluvia que le gusta mucho. En especial con el número en que Debbie Reynolds sale del pastel y canta y baila "All I Do is Dream of You". El de las "bailarinas" dice.
Le gustó el oso Baloo, que le decía a Mowgli "pulguita". Así que yo era el Papá Ballo, como le dice Mowgli y ella, "Pulguita".
Así que así nos llamábamos cuando nos abrazábamos.
Y nos sacamos fotos. Yo le decía que me diera un beso, pero ella me decía que mejor pusiéramos caras. Me sentía como Hobbes. Ella es Calvin y yo su tigre-de-peluche-amigo-imaginario y nos sacábamos fotos juntos poniendos caras divertidas y nos moríamos de la risa. Ademas ella con la cara pintada. Como Calvin cuando queria ser Tigre.

jueves, agosto 11, 2005

CRITICA DE LA SEMANA

PARENTESIS

Se empiezan a respirar aires nuevos en el cine chileno. Más allá de los supuestos boom –con los que hay que tener cuidado que ha habido varios y después nada-, de los éxitos de taquilla y de la mayor producción, local uno de los fenómenos nuevos es el de la generación de relevo del cine nacional. Jóvenes salidos de escuelas de cine, con una gran carga cinéfila y con ganas de contar historias distintas a las que han visto, al menos, en las pantallas chilenas.

A esta generación pertenecen, con sus obvias y respectivas diferencias, Jorge Olguín (“Angel negro”, “Sangre Eterna”), Matías Bize (“Sábado”, “En la cama”), Alicia Scherson (de la futura “Play”) y la dupla de realizadores compuesta por Francisca Schweitzer y Pablo Solís, que además son la primera pareja mixta en codirigir una película en nuestro país.

La cinta, ya había sido exhibida antes en algunos festivales como el de Valdivia y el de Sobras, en Santiago, es un buen ejemplo de lo que se está gestando en parte de la camada más nueva de los cineastas chilenos. Películas que tiene como referente el cine independiente noerteamericano (lo veremos también en “Play” y “Se Arrienda”), una gran carga cinéfila, que busca historias cotidianas, diálogos realistas y que tienen a la ciudad, Santiago para ser más específicos, como un escenario donde no todo es oscuro, deprimente ni marginal.

Los directores han crecido vieno películas. Y por eso hay desde el guiño cariñoso a las comedias musicales de antaño –efectiva y graciosa- , hasta la cita evidente a películas de culto, como “Buffalo 66” de Vincent Gallo. Esta es una película urgente, impetuosa, que habla de la necesidad de expresarse y relatar historias cercanas, comunes, afines a la realidad cotidiana de los realizadores y sus pares.

Camilo es un joven de 28 años insomne, inestable y ansioso. Recibe mesada de sus padres, trabaja de noche en un video club y mantiene una relación con Pola (Sigrid Alegría), que tiene otras ambiciones y necesidades, y que al comienzo de la película le pide una semana de receso en su relación.

Tras el shock y la desesperación inicial, Camilo se topa en la calle con Mikela (Carolina Castro), una chica de 16 años que parece vagar sin rumbo ni preocupaciones y que provocará un quiebre en la vida del protagonista. La chica tiene problemas mentales, pero eso no parece ser un mayor problema. Su personalidad entusiasta y desprejuiciada engancha con la inmadurez de Camilo y se inicia una relación espontánea entre ambos, que nunca se define, pero que lo cambiará a él en más de un sentido mientras dura el paréntesis de su relación amorosa.

Además de algunas reminiscencias del cine francés y la ineludible nouvelle vague (a ratos se cuela un efecto a lo Trauffaut), cuna de todas las nuevas olas; la película transita tiene elementos de comedia romántica “inteligente” y el drama urbano contemporáneo, en un estilo muy cercano a cierta tendencia del cine estadounidense independiente. Como ya lo acotamos, el filme es muy evidente en su devoción cinéfila y va remitiendo a una serie de películas que van desde El Perfecto Asesino a Alta Fidelidad, pasando por Buffalo 66, Beautiful Girls y el cine de Kevin Smith (al que también se homenajea extensamente en Promedio Rojo y se cita en Se Arrienda).

Una cámara enérgica y movediza, un Santiago claro y dinámico y unos personajes amables en su inconsistencia, son parte del encanto de esta primera película que ojalá sirva a sus realizadores para exorcisar parte de su background cinéfilo y les permita más adelante delinear más claramente su propia propuesta, la que se adivina atractiva y refrescante.

(ESTA ES MI CRITICA A LA PELICULA PARENTESIS QUE SE ESTRENA HOY, PUBLICADA EN EL DIARIO SIETE).

PECHOS






Este es un proyecto muy querido. Pero lamentablemente se ha demorado más de la cuenta en ver la luz. Llevo años en esto. Debiera ser un libro. Está la editorial Planeta que va publicarlo. Pero por un montón de cosas, me ha sido imposible terminarlo. Mis más sinceros agradecimientos a todas las que han participado y mis disculpas por que no ha podido verlo terminado. Algún día. Va a salir. Sí o sí.
Esto es un reportaje que publiqué en La Nación cuando recién empezaba a armarse el proyecto definitivo.

(Fotos, de arriba a abajo: Marcela, Nelly, Magge, Manuela)

Seis mujeres se confiesan a sostén quitado
A PECHO DESCUBIERTO


Ellas nos hablan de sus pechos. De sus rollos, alegrías, obsesiones y placeres. De lo que les agrada y lo que detestan. De la importancia que tienen en sus vidas, en su relación con los hombres y en el plano sexual.

Texto y fotos Daniel Olave M.

Los pechos son una obsesión masculina y femenina a la vez. Las mujeres se los miran, hablan de -y también con- ellos, son fuente de placer y también de cientos de trancas. Es la representación de lo femenino, la quintaesencia de la fertilidad y de la vida, a través de la lactancia; el blanco del fetichismo más desatado y obsesivo. Los senos de la mujer han sido transformados en objetos eróticos y carnada para vender productos, atraer gente al cine o adornar, desde las páginas de un calendario perfectamente producido, el grasiento taller de un mecánico.
Su significado erótico, estético, anatómico, cultural, plástico y médico varía sin cesar de una época a otra, de una cultura a otra, de un país a otro. Lo mismo sucede con su importancia histórica, social y política. Antes, a través del óleo, encarnaba a la virgen que amamantaba al niño Jesús. Hoy, merced a la silicona dura e indeformable, ayuda a las jovencitas que quieren salir en televisión.


EL PODER DE LAS PECHUGAS


Pero ¿qué opinan, piensan y dicen las dueñas de los pechos?. De los normales. Los comunes y corrientes. Los de verdad. Aquellos que deben llevarse día a día y que no necesariamente guardan parecido con la redonda y firme perfección que vemos a diario en los modelos de mujer.
Lo averiguamos en conversaciones con decenas de mujeres que revelaron - aquí en Chile y aunque parezca imposible- inquietudes, complejos y anécdotas relacionadas con sus pechos y luego, generosa y espontáneamente, inmortalizaron su torso desnudo.
La idea era posar sin ninguna preparación, así, tal cual como son en verdad. Sin maquillaje, efectos de luces, sin producción ni glamour. Algo así como un registro documental de sus cuerpos.
Estas entrevistas son parte de un trabajo más extenso que incluye fotos y testimonios de mujeres chilenas entre 20 y 70 años, además de una recopilación de datos, entrevistas, citas literarias, poesía, cine, artículos, ensayos, entre otras múltiples fuentes de información, en torno al tema de los pechos femeninos.

En una selección a azar, aquí adelantamos los testimonios de:
Manuela (21 años). Actriz. Soltera. Talla 38 B.
Maggie (26 años). Profesora. Soltera, un hijo. No tiene idea de su talla.
Andrea (27 años). Periodista. Soltera. No tiene muy claro su talla. “Sé que soy B, pero de mona, porque la niña de la tienda me dice”.
Alejandra (33 años), Profesional universitaria. Soltera, un hijo. Copa B, pero no lo tiene claro.
Marcela (36 años) Funcionaria de gobierno. Separada. Talla 34 B.
Nelly (40 años) Educadora de párvulos. Casada, dos hijos. Copa E.

-¿Se sienten cómodas con sus pechos?
-Manuela: Sí.
-Maggie: Sí, pero a veces me parecen un poco pequeños.
-Andrea: Creo que sí. Es raro, pero hasta que me planteé sacarme la foto no había pensado en el asunto. Creo que tiene que ver con un rollo que arrastré mucho tiempo, quizás demasiado. Es que en la etapa de los 15 hasta los 19 más o menos, mi autoestima era pésima. Creía que los hombres no podían tener un cuento erótico conmigo. Por eso es difícil preguntarme si me siento cómoda con mis pechugas, pero sí, estoy conforme.
-Alejandra: No siempre. A veces la ropa que me pongo exige que mis pechugas fueran más pequeñas y más firmes. Cuando me incomodan es cuando siento que son muy grandes. Me gustaría andar sin sostén, pero no puedo. Con un buen sostén y con la ropa indicada se me ven súper buenas pechugas. Desnuda no me gustan mucho, pero me agrada que a mi pareja le apetezcan. En todo caso, a todas mis parejas les han gustado mucho mis pechugas.
-Marcela: Yo diría que, en general, sí. Me siento cómoda con ellos.
-Nelly: Sí.


-¿Qué nombre les gusta más?
Por unanimidad, a todas les acomoda decirles “pechugas”. Sólo Maggie prefiere “pechos”. Andrea acota: “pechugas le decimos la mayoría de mis amigas. Es como un código, decir pechugas está bien, es lo correcto, lo aceptado. Además suena choro, no es vulgar, pero tampoco tan conservador”.
-¿Y cuál les disgusta?
-Manuela: Busto.
-Maggie: Tetas.
-Andrea: Mamas. Lo encuentro chulo. Tetas suena horrible, picante, es como de película porno. Senos me suena siútico y me da risa, es como una palabra pudorosa. Pechos tampoco me gusta, lo encuentro medio andrógino.
-Alejandra: Gomas.
-Marcela: Tetas, un poco. Lo percibo como despectivo, un poco brutal...
-Nelly: Ninguno.


-¿Cuál es la relación de los hombres con sus pechos?
-Manuela: Pareciera que les gustan, por lo menos no he tenido alegatos al respecto.
-Maggie: La verdad, no sé.
-Andrea: Creo que en este minuto es de atracción. A mi pololo le encantan. Y haciendo memoria, creo que en general, con los tipos que he tenido algún affaire, no tuve reclamos. A veces me divierte mucho cuando con cierto tipo de ropa se me ven grandes y es inevitable darme cuenta que los hombres las miran. Estás conversando y no te miran a los ojos, precisamente. Eso me da una sensación de poder que me gusta mucho. Juego con eso. Pero tampoco todo el tiempo, depende. Hay días que amanezco más coquetona que otros. Además, depende de quien sea, nada me puede dar más asco que los viejos verdes que te miran con cara de babosos.
-Alejandra: A todos les gustan. Me las miran mucho y cuando pueden, me las tocan.
-Marcela: Creo que a ellos siempre les gustan más mis pechos que a mí.
-Nelly: Asombro, curiosidad, juego, placer, apetito, ternura, apego, consuelo, refugio, vínculo.


-¿Qué papel juegan en su vida sexual?
-Manuela: Muy importante.
-Maggie: Son una parte más de mi cuerpo tan sensibles y sensuales como el resto de mi piel.
-Andrea: Son fundamentales. El roce, las caricias, los besos y los juegos con mis pechugas son una parte importante al momento de empezar el juego sexual.
Es como si ellos tomaran vida propia y pidieran a gritos con los pezones en punta, un roce o un apretón. No sé, creo que hasta se mueven por sí mismos, como una extensión del cuerpo que también quiere gozar y pasarlo bien. Creo que una gran imagen son los pechos después de haber hecho el amor, están tan lacios y calmos que tranquilizan. Con mi novio tenemos un código, siempre después del amor, me da un beso a mí y uno a cada una de mis pechugas. Es como el fin del rito.
-Alejandra: Son unas pechugas bien sensibles, bien eróticas. Son un accesorio súper importante en mi vida sexual. Me gusta que me las toquen, que me las chupen, que me las miren. Me excita, me da placer. Me gusta sentirlas en contacto con el cuerpo del otro. Con el pecho especialmente.
-Marcela: Tienen un lugar clave. Son vía segura al placer...
-Nelly: Juegan, pues son fuente de mucho placer y mucha risa, y mucho
contacto...


-¿Se las miran, revisan, palpan, tocan o acarician?
-Manuela: Muy poco.
-Maggie: Frecuentemente me observo desnuda frente al espejo. Los reviso, los controlo con el médico periódicamente, pero me carga usar sostén, salvo que sea estrictamente necesario. También me gusta tomar sol en topless, me siento muy libre y cómoda haciéndolo.
-Andrea: Me los toco, sí, como parte de una rutina masoquista frente al espejo. Cuando me estoy mirando las partes que sobran en la guata, por ejemplo, los tomo y los subo con las manos. Es increíble, pienso, lo que cambiaría si los tuviera más parados, pero luego vuelven a caer y los acaricio como de consuelo.
-Alejandra: Yo me las toco, pero no eróticamente. Me las reviso porque odio que me salgan pelos. Y cuando me acuerdo me hago una revisión médica.
-Marcela: Permanentemente.
-Nelly: Mucho, están absolutamente incorporados a lo cotidiano. Le llevan mucho masaje, cremita, apretuje, cariñito... Incluso, guardo casi todo entre el sostén y las pechugas... cuando me saco el sostén caen monedas, papelitos con teléfonos, tornillos, etc. (asunto que pudimos comprobar en la sesión de fotos).


-¿Alguna anécdota o historia sobre sus pechos que quieran contar?

-Manuela: la verdad es que nunca faltan las tallas divertidas y simpáticas. Y por lo general, los piropos son dichos en relación con mis pechugas. Lo que en ocasiones me hace sentir incómoda, pero nada muy enrollado.
-Maggie: Desde que quedé embarazada mi relación y sensaciones respecto a los pechos comenzó a centrarse en mi maternidad. Desde que mi cuerpo comenzó a prepararse para alojar y recibir a un bebé, las primeras manifestaciones de que algo estaba cambiando fueron mis pechos que crecían, preparándose para alimentarlo. Ahora que el Agustín ya está conmigo, su función más importante al momento de amamantar va más allá del acto físico de alimentarlo. Es conectarme con mi hijo en una relación de amor, entrega y protección. De una comunicación que no necesita palabras, sino más bien miradas que traspasan lo físico. Siento que a través de este acto comenzamos a fusionarnos.
-Andrea: Cuando me compro sostenes me los pruebo harto rato. Me miro al espejo, me pongo para un lado, para el otro y así. Me gusta que me queden paradas, y apretadas. Me cargan los sostenes que dejan ver el peso de la gravedad. Por ejemplo, prefiero que a veces me queden marcas al final del día, pero necesito sentirlas bien en su lugar. De preferencia los uso lisos, pero de colores entretes. Me gusta que en el verano, por ejemplo, se vea el tirante. Lo encuentro de verdad, sexy.
-Alejandra: Hubo una época en que las odiaba, porque tomaba un anticonceptivo que me las hacia crecer y doler. Me dolían al caminar y no tenía postura para dormir. Me daba terror entrar a un lugar donde hubiera mucha gente y me las pasaran a llevar. Era un dolor muy intenso y demasiado angustioso, me duraba las veinticuatro horas del día. Todo el mes.
-Marcela: Tengo una relación muy peculiar con ellos. Me provocan mucho placer, me gusta que se vean, los encuentro sexies. Pero al mismo tiempo, me sentiría mucho mejor si tuvieran mayor volumen.
-Nelly: Tengo muchas. Una vez, en un té familiar, me enderecé un poco a buscar algo del centro de la mesa y se me metió la pechuga en la taza de té caliente. Entre la risa, lo quemante y absurdo, se me adhería la taza como si fuera una ventosa. Mientras amamantaba a mi segundo hijo, debí usar unas cosas para contener la leche entre papa y papa. Se me juntaba tanta leche que la usaba para el café cortado de toda la familia y las visitas... Otra vez, mientras daba pecho a mi primer hijo, le dieron cólicos por algo que comí y dejé de darle. Tuve que sacarme la leche con una maquinita especial que tenía. Al cabo de unas 6 horas tenía tanta leche que no pude ni pensar en botarla... así que hice leche asada para el postre.


miércoles, agosto 10, 2005

AIRE FRESCO



Se viene mas y mas cine chileno. Son como 10 películas las que quieren estrenarse en el segundo semestre. Digo quieren, porque empiezan los problemas. ¿Hay espacio en la cartelera para tanta película nacional? Y eso que antes nos quejábamos de que habían pocas. O casi no habían.

Es que cada vez las super produciones gringas llegan con más copias. Y es difícil meterse y mantenerse, peor. Y la idea claro, es que no se topen. ya pasó el año pasado con "Mala leche" y "Azul y blanco". Y les fue mal a las dos. Tenían más de alguna cosa en común, se dividieron el público. Ahora estuvo a punto de pasar entre "Paréntesis" y "Play". las dos también tienen cosas re parecidas.

Son de directores jóvenes. Urbanas. Santiago es importante. Y se ve colorido, no triste, oscuro o marginal. Son películas bien cinéfilas. Hay chicas protagónicas que hacen personajes especiales, como "mágicos". Es loco. Pero son bien distintas a la vez. Lo más importante: son frescas. Traen un airecito nuevo. Diferente. Se agradece.



"Paréntesis", de la Fran Schwitzer y Pablo Solís se estrena mañana. "Play", de Alicia Scherson el día 8 de septiembre. Buena gente. Interesante. Películas con onda. Entretenidas. Distintas. Estaban haciendo falta. Bien por ellos. Por todos. Ojalá conecten con el público. Que encuentren su público.

Mi recomendación. Hay que puro verlas. Hacese la propia opinión y empezar a cachar como viene la mano. La cosa promete. Ya no sirve eso de ver cine chileno porque es chileno y esas weas.

lunes, agosto 08, 2005

Marula Crece


Esta es Mara. Ya tiene 3 años y cuatro meses. El fin de semana me pidió que le tomara fotos mientras íbamos en radiotaxi a la casa de sus abuelos. Ella también me tomó fotos. En todas las fotos que le tomé, puso caras raras. La amo profundamente. Está exquisita.

EL CINE NO VENDE

Esta es una columna para la revista "Cinema Paraíso" del mes de julio (una nueva publicación chilena de cine...¿la única? que lleva tres números. En kioscos a sólo $500). A mediados de mes sale la de agosto y viene dedicada a Sin City, la tremenda película de Robert Rodríguez basada en el comic de Frank Miller, además un adelanto con el cine chileno que viene durante el segundo semestre (1o películas +/-!!!). críticas y mucho más...


EL CINE NO VENDE

Qué curioso. Si ahora hasta para vender toallas higiénicas se usa el cine. La cantidad de productos que hacen promociones con entradas para el cine de regalo ha crecido una enormidad. Pero aún escucho que el cine no vende. Que es algo segmentado, muy "cultural" para ser masivo. Por eso no hay revistas de cine, por eso en los diarios el cine tiene un espacio sólo si hay capuchas, y por eso no hay programas de cine en la TV.
Han aumentado las salas de cine en Chile, ha crecido la asistencia promedio del público local y hacía décadas que las películas nacionales no lograban el éxito de taquilla que han tenido en los últimos cinco años. Pero la presencia del periodismo especializado y la crítica ha perdido terreno como nunca en los medios de comunicación.
A pesar de que hay pocos fenómenos más populares y masivos que el cine, por alguna extraña razón entre ejecutivos, directores y otros responsables de los medios, siguen viéndolo como algo muy especializada y los que se dedican a su difusión algo así como sacerdotes de algún culto críptico que quieren aprovecharse de las tribunas disponibles para hablar de algo que sólo a ellos les interesa.
Como si la cultura fuera de por sí algo fome y aburrido. Como si el cine sólo fueran Bergman o Fellini, una suerte de pasatiempo de intelectuales presuntuosos. El cine es fiesta, es masa, es espectáculo. Está inmerso en la cotidaneidad, en el inconsciente colectivo y no hay ser humano sobre la faz de la Tierra que no sepa quien es Chaplin, Marilyn Monroe, Tom Cruise o Darth Vader, aunque nunca hayan visto alguna de sus películas.
El cine arrastra más gente a las salas -pagando su entrada- que cualquier otro espectáculo o entretenimiento en nuestro país. Las películas llevan más gente al cine que el fútbol a los estadios. Pero ¿cuántos programas de TV dedicados al cine hay en nuestra pantalla? Ninguno. ¿y al fútbol? Muchos.
La falta de espacios para el comentario, la reflexión y la crítica cinematográfica, para el periodismos especializado, para la crónica, incluso para la noticia o la anécdota, hacen más falta que nunca. No puedo concebir que no haya un público masivo, interesado, apasionado, que agradecería más espacios para el cine. Un programa. Una revista. Eso no más. No tengo más espacio para continuar esta reflexión. Esta revista tiene pocas páginas, es la única sobre el tema y hay tanto más de que escribir...

Daniel Olave M.

DESPUES DE HORA

Y aquí estamos.
Vamos a probar que tal es esto de los blogs.
No sé si habrá cosas que sean interesantes de escribir. Pero bueno.
No sé si habrá alguien que las quiera leer.
Pero que va.
Hay que ponerse al ritmo de los tiempos.