lunes, marzo 27, 2006

MARA TIENE 4




Y está más grande. Más rica. Más despierta...
Te amo, hija. Te veías tan contenta jugando, corriendo y bailando con tus amigos.
En esos momentos, nada más importa.

martes, marzo 21, 2006

ENFRENTANDO LOS PREJUICIOS

Foto:
Pablo Larraín, Joan Littin (dir. de fotografía), Gastón Pauls, Benjamín Vicuña.
Crédito: FABULA PROD.

PABLO LARRAIN, DIRECTOR DE "FUGA"
Hijo del senador de la UDI, debuta en el cine con el que será también el primer estreno nacional del año. Protagonizado por Benjamín Vicuña y Gastón Pauls, la película es un drama sobre la música, y la creación como algo oscuro y doloroso.

Resulta curioso, pero Pablo Larraín (29), director de “Fuga”, primera película chilena del año tiene más de algo en común con Nicolás López, el joven realizador de “Promedio rojo”. Aunque el primero estrenará el 30 de marzo una drama ambientado en el mundo de la música docta y el segundo prepara una comedia de súper héroes, ambos tienen entre sus referentes que los hizo convertirse en cineastas la película “Volver al futuro”.

Claro, después vendría el descubrimiento del cine alemán, de los delirios de Werner Herzog, específicamente y el impulso de no seguir la tradición familiar de estudiar leyes. Pero los típicos prejuicios chilenos no asocian a un director que hace una tragedia sobre la pasión y la locura, en un contexto de música clásica y el Teatro Municipal, con películas de adolescentes que viajan por el tiempo.

Pablo Larraín es hijo del senador de la UDI, Hernán Larraín, y sabe de prejuicios. “Lo que más molesta personalmente, es que tu de entrada eres momio. Y yo, la verdad, es que no lo soy. Es un estigma, pero al final uno aprende a tener cuero de chancho y esas cosas te dan lo mismo”, dice.

“Hay que enfrentarse a los prejuicios, pero pasa que uno termina concentrándose en el trabajo”, agrega. “Te das cuenta que todo es completamente realizable, que los prejuicios existen pero a la hora de hacerse realidad, son bastante menores”.

- Siendo Larraín, e hijo de una figura política de derecha, un prejuicio sería pensar que eso te puede ayudar a encontrar inversionistas, pero te puede cerrar puertas en el mundo de la cultura...
- Esa huevada es un prejuicio enorme. La película cuenta con un equipo de artistas bastante interesante, y es súper transversal. Yo descubrí que un buen contacto te puede ayudar en muchas cosas. Pero de ahí en adelante no sirve de nada. Porque un buen contacto te permite llegar a ciertos lugares, pero eso no te garantiza que vas a obtener el resultado que quieres”.

Larraín también estudió periodismo, trabajó de fotógrafo, fue asistente de Miguel Littin en “Tierra del Fuego” y recorrió Europa como asistente de un fotógrafo italiano. Trabajó en un programa de documentales en ABTV y desde hace 3 años se dedica duro a la publicidad.

-¿De dónde salió el tema? ¿Esa pasión por la música que hay en la película es por que tú eres un melómano?
- “Entre melómano y frustrado, de haber sido músico yo. Uno mete en los personajes, frustraciones, ambiciones, rollos. De alguna manera la idea fue conectar la música estéticamente no solamente desde lo sonoro. Y por otro lado, está la idea de conectar la música como un elemento narrativo, como un objeto de deseo, en este caso. Y en tercer lugar, conectar la música con un espacio de creación, pero la creación como un lugar oscuro, doloroso”.

“Comencé a escribir un guión y después trabajé con Mateo Iribarren , lo presentamos al Fondart, y lo ganamos, después obtuvimos el apoyo de Ibermedia, y le presenté el proyecto a mis hermanos. Nos demoramos 2 años en conseguir la plata”, cuenta el realizador. “De repente pasó, era real. El cine tiene eso, partí solo, muy solo, y de repente se va sumando gente y más gente”.

-A propósito de tus hermanos. Ellos son abogados, ¿cómo entraron en el proyecto?
- “Hernán es abogado de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez y Juan, abogado pero no ejerce, y es empresario, tiene restaurantes como el Opera Catedral, y tenía experiencia en producción. Pero más que nada se interesaron en la aventura de hacer esto, y también les gustaba el guión. Tuve la suerte de hacer un guión que convocara gente. Y digo suerte, porque resultó ser un tema que produjo atracción por lo menos al realizarlo –ya veremos si produce a la hora verlo-, pero sí al hacerlo, porque la gente se calentaba”.

LA MINISTRA EN PANTALLA

Protagonizada por Benjamín Vicuña y el argentino Gastón Pauls (“Nueve reinas”), también tiene en su elenco a Alfredo Castro, Francisca Imboden, Héctor Noguera, María Izquierdo, Willy Semler, Alejandro Trejo, Luis Dubbó, Mateo Iribarren y Paulina Urrutia, quien ha tenido pequeños roles en filmes como “Johnny cien pesos” (y su ya clásico “Le cortó tóa la mano a mi papi”), “Cachimba” y “Play”.

La ahora ministra de Cultura está excelente como parte de un grupo de músicos decadentes, y en un momento del film, aparece “jalando” cocaína, en una escena ya ha llamado la atención de más de alguien.

“Cuando salió la nómina de ministros, la película ya estaba en el laboratorio”, dice Larraín. “Yo estudié periodismo y sé que hay una noticia allí, evidentemente. Algo va a pasar, pero no sé qué”.

“Lo único que hay que decir sobre esto, por lo menos de mi parte, es que la considero una gran artista, que además sea una gran política, maravilloso. Pero ella es un actriz de tremenda trayectoria y está actuando. No he hablado con ella del tema, pero hay una sola forma de afrontarlo: es un trabajo profesional”.

viernes, marzo 17, 2006

MUTANTE DE MENTE




Uno de los cineastas más originales e inquietantes, vuelve a la pantalla con “Una historia de violencia”, a estrenarse el 16 de marzo, una de las mejores películas del último tiempo y casi ignorada para los Oscar. Encasillado como director de films de horror, lo suyo es el escudriñar las zonas oscuras de la mente, el alma y el cuerpo humano.

Para David Cronenberg, todos somos mutantes. La especia humana parece estar en constante transformación o quizás, degeneración, a causa de una serie de estímulos y contextos que afligen al hombre contemporáneo. El sexo y la violencia, la corrupción del cuerpo como somatización de la degradación espiritual o la enajenación mental, han sido algunos de los motivos que han inspirado su cine.

Por eso se ha convertido en un cineasta de culto. Encasillado como director de films de horror, lo suyo va más por escudriñar las zonas más oscuras de la mente, el alma y el cuerpo humano. Claro, que a veces lo haya hecho en películas donde a los protagonistas le estallan las cabezas o se metamorfosean en insecto, ha contribuido a su fama de maestro del cine fantástico.

Pero los horrores que le interesan a Cronenberg son más profundos. Y la mayoría de las veces, vienen desde el interior de nosotros mismos. En su más reciente película, estrenada con éxito en el pasado Festival de Cannes, el realizador de “Scanners” y “La mosca”, vuelve a dejar de lado el cine fantástico para contarnos “Una historia de violencia”, que se estrena el jueves 16 de marzo.

Quizás una de las mejores películas del año pasado, merecía estar en la nómina de mejor película y mejor director, pero claro, no es sorpresa que haya sido ninguneada por los Oscar (sólo postula a guión adaptado y actor de reparto por William Hurt). El film eEstá protagonizado por Viggo Mortensen (“El señor de los anillos”), quien encarna al dueño de una fuente de soda de un pequeño pueblo que parece tener una vida de los más integrada y tranquila. Todo hasta que un par criminales entra a su local y pon en riesgo a lo suyos. Entonces, este padre de familia empujado por el instinto de la defensa propia, elimina diestramente a los dos tipos.

Esto lo convierte en una suerte de héroe de la comunidad y rápidamente en una celebridad no sólo local. Y ahí empiezan los problemas de verdad, porque esta notoriedad trae de vuelta un pasado que no quiere revivir. La cinta, en que también actúan Maria Bello y Ed Harris, está basada en un comic de John Wagner y Vince Locke.

"Detrás del tema principal del robo que acaba en heroica defensa, hay cosas inquietantes. Es un "thriller" interesante porque tiene mucho de atípico. Admite diferentes lecturas, y la trama principal es sólo una de ellas", ha dicho Cronenberg.

SEXO Y VIOLENCIA
De origen canadiense, Croneberg pasó de la bioquímica al la literatura y de ahí al cine, comenzando en la realización de cortos que ya develaban sus intereses y obsesiones. La fantasía, las mutaciones, el sexo y la violencia, además de una postura no muy optimista que digamos sobre la condición humana, marcaron desde el inicio la temática de sus trabajos.

Tras sus dos primeros largometrajes, “Shivers” y “Rabia”, que tenían en común el tema del contagio biológico de pulsiones básicas, con un tono de película de terror de cine B y con la ya habitual mezcla de sexo y sangre, Cronenberg realizó su primera gran película “El engendro del diablo” (“The brood”, 1979), donde una mujer somatiza su rabia en pequeñas criaturas que asesinan a quienes la rodean.

La escena final, donde se ve como gesta a uno de estos seres desde una placenta adherida a su piel y corta con sus dientes un remedio de cordón umbilical, y que remata con el estrangulamiento de la mujer enloquecida a manos de su ex marido, es de antología. Más aún si se tiene el antecedente que el director la filmó como terapia para su propio divorcio. “Es mi guión más autobiográfico, su escritura fue muy compulsiva y es mi versión personal de “Kramer vs Kramer”, aunque mucho más realista”, ha comentado su realizador.

Luego vendría la consagración internacional con “Scanners” (1980), uno de sus mayores éxitos, seguida de dos de sus películas más inquietantes. “Videodrome” (1982), con James Wood como un ejecutivo de televisión que se ve envuelto en una asfixiante trama de películas snuff y realidad virtual. Y “La zona muerta” (1983), adaptación de una novela de Stepehen Kina, con Christopher Walken –excelente- como un hombre con la maldición de predecir el futuro.

En 1986 entra al establishment hollywoodense con un film por encargo de Mel Brooks: un remake del clásico de terror de los años 50, “La mosca”, que Cronenberg supo hacer suyo y convertir en una metáfora del envejecimiento a través de la historia de un científico y su paulatina transformación en insecto. Esta película fue su mayor éxito de taquilla, ganó un Oscar por el. Pero Cronenberg seguía fiel a sus obsesiones y rechazó la secuela así como había rechazado varios proyectos ofrecidos no muy afines a sus intereses (dentro del anecdotario figura desde “El regreso del Jedi” a “Alien IV”, pasando por “Top gun”, “Testigo en peligro”, “Flashdance, “El Vengador del futuro”, “Un detective suelto en Hollywood” y una versión de Frankenstein).

SALVAJE Y COMPASIVO
Fue entonces que tras un par de años de muchos problemas y varios intentos, logró realizar la que sería su obra maestra. “Mortalmente parecidos” (“Dead ringers”, 1988), con Jeremy Irons en el doble papel de los gemelos Beverly y Elliot Mantle. Basada en un caso real, contaba la historia de estos dos hermanos ginecólogos, obsesionados con el sexo desde pequeños pero de personalidades muy distintas, y que al enamorarse de una misma mujer hacen estallar los conflictos que han arrastrado toda su vida.

Posteriormente, ha continuado explorando con perseverancia aquellos rincones oscuros que nadie más desea ver. Algunas veces con más éxito que otras. Pero consecuente con su línea artística de experimentación. Haciendo adaptaciones de obras inadaptables como “El almuerzo desnudo”, de William Burroghs (1991) o “Crash” (1996), de Ballard. Y aunque en el último tiempo sus películas no han tenido gran repercusión y ni siquiera se han estrenado en Chile (como “eXistenZ” y “Spider”), “Una historia de violencia” lo vuelve al sitial que le corresponde, con su mayor logro desde “Mortalmente parecidos”.

“Hay una belleza verdadera en lo que algunos consideran repulsivo”, ha dicho Cronenberg, en una suerte de declaración de principios. “Es mi forma de verlo, y a veces se me hace difícil expresarlo. Por encima de todo, quiero ser honesto (...) Yo no me mantengo firme ante ninguna regla o principio, tomo las cosas tal y como van llegando”.

Admirado por muchos de sus colegas, entre ellos John Carpenter que ha dicho que Cronenberg es mejor que toda su generación de cineastas junta, incluso ha actuado en pequeños roles para otros directores que son parte de su fan club, como Clive Barker y John Landis.

Martin Scorsese, nada menos, ha dicho de él: “Las mejores películas de Cronenberg aún conservan la capacidad de causar una especie de shock cultural jungiano, como las de Buñuel, o las obras de Francis Bacon. Son ingeniosas y traumáticas, salvajes y compasivas. Dentro de un género que mucha gente considera limitado, él ha sabido florecer con una visión genuinamente original: metáforas internas y horror externo. Pienso mucho sobre sus películas. Y desearía no hacerlo”. Somos dos.


OBSESIONES FUTURAS
A punto de cumplir 63 David Cronenberg está más activo que nunca, y tiene varios proyectos en carpeta. Su próxima película parece ser "Eastern Promises", un thriller ambientado en Londres, sobre una joven mujer casada que inicia una investigación acerca de una misteriosa chica rusa, que falleció al dar a luz en vísperas de la Navidad en el lugar donde trabaja como enfermera. Las cosas se tornarán trágicas cuando descubra la conexión entre la muchacha y una mafia que trafica mujeres para utilizarlas como esclavas sexuales.

Además, el realizador tiene en carpeta "Maps to the Stars", sobre la vida de una joven estrella de la televisión estadounidense, que es adicto a la heroína y "London Fields" una postergada adaptación del libro de Martin Amis.

Esta historia se centra en la promiscua vida una joven, quien presiente que puede ser asesinada por uno de los hombres que conoció en un bar londinense; por ello decide humillar a ambos, haciéndolos caer en una red de auto-destrucción.

En el camino quedó otro proyecto que trabajó algún tiempo: el thriller de ciencia-ficción "Painkillers", que narraba una historia futurista sobre un detective que debía salvar a la humanidad, sumergida en un mundo donde la cirugía es la nueva forma de sexo y el dolor, un placer prohibido. Sonaba bien.

lunes, marzo 06, 2006

SE NOS FUE JACK WILD








Quizás algunos ni lo recuerden.
Era el chico con cara de pillo de "Oliver!", y fue incluso nominado al Oscar por su papel en la versión musical de la obra de Dickens.
Ahí aparecía con su compadre Mark Lester (el rubio) otro que fue estrella adolescente y nunca más se supo. Ambos trabjaron en esa cinta de culto con música de los Bee Gees que es "Melody", por la que tantas veces me han preguntado. Sé de gente que ha buscado una copia por cielo, mar y tierra.
Jack también fue el protagonista de "La flauta mágica", serue freak de culto para niños con personas disfrazadas de muñecos conocida como "Pufnstuf". Esa del dragón cabezón que vivía en una isla mágica y una bruja los perseguía. Es muuy vieja.
Que más. Jack estuvo en una versión del "Flautista de Hamelin" , y poco más hizo. A lo más estuvo por ahí en un papel chico en "Robin Hood", la de Kevin Costner. De adulto casi no actuó, debido a una de esas típicas vidas de exceso y copete que caga a tantos actores. El año pasado dijo en una entrevista a la BBC: ""What I learned very quickly was that my lifestyle had made me a walking time bomb. I was a heavy smoker and an even heavier drinker and apparently together they are a deadly mixture."
Falleció la semana pasada de un cáncer a la boca. Vaya el recuerdo entonces...