Hasta el 8 de mayos se realiza en la capital trasandina la 32ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde largas filas de personas esperan para poder recorrer el enorme recinto que alberga la tradicional exposición literaria. Aunque estudios digan que en Argentina se está leyendo menos. Y aunque el autor de “El Aleph” pelee los primeros puestos con el brasileño amigo de Cecilia Bolocco.
Daniel Olave/ Buenos Aires
La Rural, un espacio similar a lo que era la FISA, es el lugar donde se realiza la 32ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y donde la fila para ingresar en el primer fin de semana es larguísima aunque avanza con bastante fluidez. El público colma la calle varias cuadras prácticamente hasta la avenida Santa Fe, en su mayoría familias y con gran presencia de niños.
Con el slogan “Los libros hacen historia”, se realiza esta versión del encuentro cultural más grande de Sudamérica, que se lleva a cabo en la capital argentina entre el 20 de abril y hasta el 8 de mayo. En más de 360 mil metros cuadrados y varios pabellones se encuentran los más de mil 400 expositores, una verdadero laberinto de libros donde la sobreoferta llega a ser apuballante. La rutina suele ser más o menos la misma, darse una vuelta, ojear más o menos rápido, donde la multitud lo permite y continuar el recorrido fugaz, para luego detenerse y revisar algún título.
El primer fin de semana de feria, el público por excelencia eran niños, para quienes hay una serie de stands y múltiple oferta de actividades. Aunque claro, hay para todos los gustos. Un mismo día, se suceden charlas y/o firma de libros de autores top tan diversos como Hanif Kureishi, Laura Esquivel o Tomás Eloy Martínez. En total, durante lo que dure el evento, habrá más de 1.300 actos, 5 cursos, 4 ciclos, además de videoconferencias, una maratón de lectura, un festival de poesía y numerosos actos con invitados locales y extranjeros (entre ellos, Alejandro Jodorowski, Maitena, Rosa Montero, Jorge Edwards, Arturo Pérez Reverte, Enrique Vilas Mata, Marcelo Birmajer, Ricardo Piglia). Números que superan ampliamente los del año pasado y que hablan del dinamismo de la industria cultural trasandina.
Claro, para los que se quejan de que nuestra Feria de la Estación Mapocho es siempre más de lo mismo, la de Buenos Aires parece una realidad paralela. Apoteósica. Aunque siempre encontrará algún argentino que diga lo mismo de la suya, y se lamente por la poca renovación.
Pero la verdad es que la cantidad de librerías, el precio de los libros y la oferta que hay permanentemente en Buenos Aires hace la delicia de los bibliófilos locales que suelen arrancarse al otro lado de la cordillera para darse un banquete y que incluso para estas fechas se van de turismo literario.
En todo caso, en Argentina hay estudios recientes que dicen que casi el 30% de los argentinos ni leyó ningún libro en los últimos 6 meses. Que el 54,1% lee menos que hace diez años atrás, que el 13% lee lo mismo que en 1996 y que sólo un 32,2 % lee más. Y si bien nueve de cada diez personas dice tener libros en su casa, el 47,2% no ha comprado un solo volumen en los últimos seis meses.
Más de 8 de casi diez personas de las que dicen no leer, argumentan que no lo hacen por falta de tiempo. Y como en todas partes se cuecen habas, uno de cada diez dice que leería más si los libros fueran más baratos. Ya los quisiéramos ver en Chile.
QUE LEEN LOS ARGENTINOS
Al igual que en Chile, las mujeres leen más que los hombres, y también resultan más entusiastas los lectores menores de 24 años y los mayores de 50 años. Pero, ¿qué leen los argentinos?
Los más leídos: Borges y Coelho. Así de contradictorio o complementario, según se quiera.
Los autores locales preferidos en orden de preferencia: Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar. Los mismos que hace décadas, lo que habla de la bien ganada reputación de clásicos de estos monumentos literarios, pero devela la poca renovación o la poca capacidad de los autores más nuevos de conquistar mayoritariamente al lector nacional.
Los autores extranjeros de mayor preferencia por parte de los lectores argentinos son: Gabriel García Márquez, Paulo Coelho y Pablo Neruda. Y más adelante se entrecruzan nombres que van desde Benedetti a Edgar Allan Poe, pasando por Agatha Christie y Mario Vargas Llosa. Y si bien, lo de Neruda es un dato significativo, no deja de llamar la atención que el Premio Nobel chileno también aparezca muchas veces nombrado en las preferencias de autores argentinos.
Y bueno, esas cosas pasan. El famoso dibujante satírico Roberto Fontanarrosa, cuenta con mucho humor, que ya está experto en dibujar los monos de otros colegas cada vez que se sienta a firmar libros y se llena de fans que luego de hacer la fila le extienden una hoja en blanco y le piden con entusiasmo que por favor, les dibuje una Mafalda.